RITUAL DE FUEGO
Muchos campesinos mayas de Guatemala siguen realizando ceremonias de gratitud y petición de salud tal y como hacían sus ancestros hace muchísimos años. El fuego es vehículo de la intención más profunda en multitud de culturas alrededor del mundo. Y el culto alrededor del fuego es tan antiguo como la humanidad.
Aprendí a realizar dicha actividad con una familia campesina con la que conviví nueve años. Cada familia tiene su propia manera de hacer la ceremonia, ya que no hay escuelas o centros de formación, y cada quien aprende de un “Aj Qij”, contador de días o chamán, que a su vez aprendió de otro a través de la transmisión oral.
Las ceremonias fueron perseguidas durante cientos de años por una parte del fanatismo católico, y más tarde, en los siglos XIX y XX por los fanatismos liberales, conservadores, académicos, marxistas y de las iglesias evangélicas. Actualmente la práctica de la ceremonia está reconocida por la constitución de la república de Guatemala, a través de los Acuerdos de Paz de 1996, y en las leyes posteriores sobre lugares sagrados, derecho consuetudinario, y usos y costumbres del pueblo maya, cuya población sigue siendo mayoritaria en el país.
Lo mínimo necesario para el fuego ceremonial es tener un combustible aromático, que no ofenda,…en Guatemala se utiliza copal, pero vale cualquier resina de incienso o estoraque. A ello se añaden velas, azúcar, miel y flores. Todo ello se coloca en el suelo de una forma armoniosa
La ceremonia consta de una apertura y un cierre del espacio de devoción, y en el medio se desarrollan tres momentos.
La apertura: se agradece a las cuatro esquinas del mundo, los cuatro elementos, las cuatro cuerdas desde las que se ató el instante, los cuatro colores: rojo, negro, amarillo y blanco. Y su vez se agradece al cielo, la atmosfera, el aire azul…y a la tierra, doncella, madre y abuela de todas las cosas.
El primer momento: Se agradece a la naturaleza, al lugar donde se está realizando la ceremonia, que hace de templo, así como a las montañas y ríos circundantes…
El segundo momento: Se agradece a los difuntos, se les nombra agradeciendo su trabajo, su voluntad, su amor, su cariño,…su esfuerzo para que estemos aquí…
El tercer momento: Se agradece a los veinte días, a las veinte fuerzas: Naguales, expresión del Gran Espíritu, y cimiento de esta filosofía milenaria.
El cierre: Se agradece de nuevo a las cuatro esquinas, al corazón del Cielo y al corazón de la Tierra.
La duración es de aproximadamente una hora.
Todo el mundo puede participar y ofrendar, sin importar edad o condición.
Valor: Aportación consciente a voluntad
Facilita:
Javier G. Arguedas nació en Madrid en 1969, posee estudios de licenciatura y doctorado en antropología social/cultural. Vivió 9 años en Guatemala vinculado a proyectos de salud rural con organizaciones locales.